La señal negativa de la devaluación del peso dominicano

Por: Alejandro Santos

Existe una relación conocida entre el valor del peso dominicano frente al dólar y las repercusiones que esto tiene sobre la economía nacional.

El principal efecto que sufre la población es el aumento prácticamente automático de los precios de bienes y servicios importados, los cuales deben pagarse en dólares.

La sensación de inestabilidad y la pérdida de confianza entre los actores económicos generan incertidumbre y retraen la inversión. Cuando se acelera la devaluación, la inflación se despierta y afecta de manera transversal a todos los sectores productivos.

Asimismo, se produce un efecto en cadena que impacta por completo el conjunto de las actividades económicas. Nuestro país enfrenta serios problemas en el balance de su cuenta externa: las importaciones superan ampliamente a las exportaciones.

El déficit de la balanza de pagos del año 2024 alcanzó los US$4,167 millones, según datos del Banco Central, monto equivalente al -3.3 % del PIB. Este dato revela, por sí solo, la situación preocupante que atraviesa la economía nacional.

Cuando se habla de la balanza de pagos, se incluyen todos los ingresos y egresos internacionales, es decir, están contabilizados el turismo, las zonas francas y las remesas.

Las exportaciones dominicanas apenas alcanzaron US$13 mil millones, mientras que las importaciones sumaron US$32 mil millones, una diferencia abismal.

Lo que ha permitido amortiguar en gran parte esta difícil situación ha sido el flujo de más de US$10 mil millones en remesas enviadas por los dominicanos residentes en el exterior.

Considerando esta realidad, la economía dominicana padece un riesgo permanente de sufrir devaluaciones del peso.

La causa principal de la inestabilidad cambiaria tiene su origen en problemas estructurales de la economía. Si a ello se suma la carrera ascendente de la deuda externa, no resulta difícil concluir que dormimos sobre un barril de pólvora.

La economía dominicana, lamentablemente, enfrenta riesgos y desafíos constantes, lo que equivale a vivir de manera continua en medio de una tormenta.

Los frenos monetarios que ha implementado el Banco Central han contribuido, hasta cierto punto, a evitar una depreciación más violenta del peso. Sin embargo, es evidente que se necesitan medidas de mayor profundidad para corregir los desequilibrios estructurales que la afectan.

Es indispensable continuar realizando todos los esfuerzos necesarios para que la devaluación se detenga y no se salga de control, ya que sus consecuencias podrían ser devastadoras para el país.

 

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