Nueva York.– Diario La Prensa
Una noche de tensión y sobresaltos se vivió el viernes en los aeropuertos de Nueva York, donde dos aviones de United Airlines colisionaron levemente en la pista del aeropuerto LaGuardia, mientras en el aeropuerto JFK tres trabajadores de la construcción resultaban heridos tras el desplome de una viga.
Ambos incidentes se produjeron en medio de un panorama caótico marcado por fuertes vientos, restricciones de vuelo y la escasez de personal producto del cierre parcial del gobierno federal.
El primer incidente ocurrió en LaGuardia, cuando el vuelo 580 procedente de Chicago rozó con la cola del vuelo 434, que estaba detenido en la pista de rodaje y se preparaba para salir hacia Houston
A pesar del susto, no se registraron heridos entre los 328 pasajeros y los 15 miembros de la tripulación que viajaban en ambas aeronaves.
“Ambos aviones regresaron a la puerta de embarque y los pasajeros desembarcaron con normalidad”, informó un portavoz de United Airlines, al asegurar que el impacto fue leve y que se realizarán inspecciones técnicas antes de volver a operar las aeronaves.
El percance se produjo mientras LaGuardia enfrentaba una jornada crítica: fuertes ráfagas de viento de hasta 45 millas por hora, combinadas con la escasez de controladores aéreos y técnicos, causaron largas demoras y decenas de cancelaciones.
Horas antes, el caos ya se había sentido en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK), donde tres trabajadores de la construcción resultaron heridos cuando una viga cayó sobre ellos en el edificio 269 del complejo aeroportuario.
La policía respondió de inmediato a la emergencia, tras recibir una llamada al 911 a las 8:53 a.m. “Tres personas fueron trasladadas a un hospital cercano para una evaluación médica más exhaustiva.
Afortunadamente, sus lesiones no ponen en peligro sus vidas”, informó un portavoz de la Autoridad Portuaria. La causa del accidente aún se encuentra bajo investigación, según confirmó el canal local PIX11 News.
En medio de los incidentes, la Administración Federal de Aviación (FAA) impuso estrictas restricciones al tráfico aéreo. Los vuelos hacia y desde los aeropuertos JFK, LaGuardia y Newark enfrentaron demoras masivas, que oscilaron entre una y cinco horas.
En JFK, las autoridades llegaron a suspender los despegues y aterrizajes hasta las 7:30 de la noche del viernes. Posteriormente, solo se permitió el aterrizaje de 30 aeronaves por hora, cifra que aumentaría a 36 durante la madrugada del sábado.
En Newark, las llegadas se retrasaron entre 100 y 170 minutos, mientras que en LaGuardia los pasajeros tuvieron que esperar hasta cinco horas para despegar o aterrizar.
Aunque este sábado el pronóstico meteorológico indica cielos despejados y sin vientos fuertes, las autoridades recomendaron a los pasajeros verificar el estatus de sus vuelos antes de dirigirse a los aeropuertos, ya que las secuelas del caos aéreo podrían prolongarse durante el fin de semana.
El viernes, Nueva York no solo vivió una tormenta de viento, sino también una tormenta de caos en sus cielos.

