Yorlin Vásquez: ejemplo de que aún hay esperanza en la juventud dominicana

Por Juan Matos | x: @juanmatos

En nuestra sociedad, los antivalores, las malas costumbres y las malas palabras parecen estar de moda y, con el tiempo, se normalizan, se celebran y se aplauden. Cada vez es más común leer en los medios y las redes sociales sobre jóvenes abatidos o apresados por dedicarse con entusiasmo al robo, al atraco, a la estafa, al “Shippeo”, sin dimensionar las consecuencias de sus actos, motivados por el retorno de ganancias materiales que en corto tiempo y con poco esfuerzo se agencian haciendo lo incorrecto.

Estas malas conductas cada vez son tan comunes que, irremediablemente, uno se pregunta: ¿Y es que la sociedad dominicana está perdida? ¿Está todo corrompido? ¿Todos los jóvenes están dañados? ¿Por qué quieren todo tan rápido?

Contrastando drásticamente con esta realidad, desde hace unas semanas se realizan vistas públicas correspondientes al proceso de evaluación de los aspirantes a jueces de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) y del Tribunal Superior Electoral (TSE) ante el Consejo Nacional de la Magistratura, órgano competente para evaluar la idoneidad de los postulantes.

En este certamen han desfilado muchos juristas competentes; entre ellos, me permito resaltar la participación destacada de una joven montecristeña cuya intervención, más que magistral, puso de manifiesto que aún hay esperanza en la juventud dominicana.

Yorlin Lissette Vásquez Castro, una joven de 35 años, licenciada en Derecho y en Contabilidad, egresada de la Escuela Nacional de la Judicatura con índice de honor, con cuatro maestrías (Derecho Judicial, Derecho Tributario, Derecho Económico y Contabilidad Impositiva), además de haber entregado su tesis para investirse como Doctora en Derecho, con especialidad en Derecho Mercantil, Alta Gerencia y Fiscalidad Internacional.

Es docente de la cátedra de Derecho en las universidades más importantes del país y coordinadora del máster de Derecho Económico y Financiero de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

De manera temprana ingresó a la carrera judicial como jueza, función que ejerció hasta el 2020. Fue titular del Juzgado de Paz de Villa Vásquez, titular de Tránsito del Distrito Nacional, itinerante de la Cámara de San Cristóbal. En el 2018 presidió el plan de liquidación de la mora judicial del Distrito Nacional y de Santiago, emitiendo más de ocho mil decisiones.

Posteriormente, en el 2019, fue designada por el Consejo del Poder Judicial como Jueza Liquidadora Tributaria del Tribunal Superior Administrativo. Desde el TSA se enfocó en mejorar los criterios sustantivos de las decisiones tributarias, ayudando a erradicar las moras 2014-2019 e implementando el primer sistema de notificaciones electrónicas entre las administraciones públicas y el tribunal.

En el 2020, por sus condiciones técnicas, ingresó a la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) en el rol de Subdirectora Jurídica. Bajo su liderazgo se logró descongestionar el departamento de reconsideraciones, emitiendo más de doce mil resoluciones; se creó la Defensoría del Contribuyente, el marco orgánico funcional y de recursos humanos de la administración tributaria y, junto al Ministerio Público, la unidad de persecución de delitos tributarios.

Es autora de más de cuatro obras en materia tributaria y administrativa. Además, formó parte del grupo de expertos que redactó el proyecto de Ley de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, y redactó, defendió e implementó la Ley 46-20 sobre Transparencia y Revalorización Patrimonial, la Ley 51-23 de Tratamiento Especial Tributario y la Ley 32-23 de Facturación Electrónica, entre otros logros que se podrían destacar.

Más allá de su experiencia y preparación profesional, evidenciada en su presentación, llamó mucho mi atención la seguridad, claridad y profundidad con que respondió cada pregunta de los consejeros. Lo hizo sin nervios, sin titubeos y sin recurrir a apuntes, con esa confianza que solo otorga el conocimiento profundo de los temas.

No menos importante, de su participación entendí muy atinadas, por demás válidas, las razones de su postulación, las que me permito transcribir para no restar ni un ápice a esta brillante intervención:

“Hoy me presento ante ustedes en una postulación que aspira aportar cuatro elementos a la Suprema Corte:

El primero de ellos es nuestra especialidad: la materia tributaria constituye más del 70% de los litigios ante el TSA, con una incidencia jurisdiccional casacional superior al 31%, lo que quiere decir que es la materia más pujante de la Tercera Sala y la segunda en cuanto a número en toda la Suprema Corte.

Segundo, los aspectos gerenciales: soy una profesional del derecho con habilidades blandas probadas. Dirijo un equipo de 3,500 personas; especialmente en la Subdirección Jurídica somos 350 abogados, que es el equipo jurídico de defensa más grande del Estado dominicano, y hemos manejado de manera íntegra, honesta y transparente miles de millones de pesos en favor de los mejores intereses de esta nación.

Tercero, también representación del género. La cuota de la comunidad jurídica, coloquialmente llamada cuota de afuera, hoy está ocupada por cuatro hombres. Aspiramos a que, si aquí se presentan mujeres capaces y notables, podamos ser tomadas en cuenta también para ocupar una de estas plazas.

Y por último, nuestra juventud, que es un gran activo. Ustedes, señores consejeros, que desde muy temprano han ocupado funciones de alta responsabilidad, conocen la importancia de la participación de los jóvenes para la transformación de los sistemas.

Los jóvenes somos la visión del futuro, pero también somos equilibrio. Hoy somos una realidad en el poder legislativo, en la administración pública, y apelamos a sus consideraciones para ser una realidad en la Suprema Corte de Justicia. Muchísimas gracias y a su disposición.”

Al momento de escribir este artículo, aún el Consejo Nacional de la Magistratura no ha escogido a los nuevos titulares de la Suprema Corte de Justicia.

De resultar elegida, Yorlin Vásquez se convertiría en la jueza más joven de la historia dominicana en ocupar un asiento en la Suprema Corte de Justicia, y esto es un hito gigante, tan importante como su postulación misma, que nos recordó que aún hay esperanza en la juventud dominicana.

 

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