By Rafael Castro 
Puerto Príncipe, Haití, 5 de noviembre de 2025. —
El huracán Melissa ha sumido a Haití en una nueva tragedia. La Dirección General de la Protección Civil confirmó este miércoles que al menos 43 personas han perdido la vida a causa de las torrenciales lluvias y los deslizamientos de tierra provocados por el potente fenómeno atmosférico que azotó el suroeste del país.
El organismo informó además que 21 personas resultaron heridas y que otras 13 continúan desaparecidas, mientras los equipos de rescate intensifican las labores de búsqueda en las zonas más afectadas.
Según reportó el portal Haití Libre, brigadas de emergencia y voluntarios trabajan sin descanso entre el lodo y los escombros, intentando localizar sobrevivientes en comunidades completamente aisladas por las inundaciones.
Las intensas precipitaciones, que se prolongaron durante más de 48 horas, arrasaron más de 30 localidades, destruyendo viviendas, puentes, carreteras y cultivos. En departamentos como Grand’Anse y Nippes, los deslizamientos de tierra sepultaron casas enteras, mientras que ríos desbordados inundaron barrios enteros, dejando a miles de familias sin techo ni alimentos.
Autoridades locales han declarado el estado de emergencia en varias regiones del país, mientras organismos internacionales comienzan a coordinar el envío de ayuda humanitaria. Las comunicaciones con muchas zonas rurales siguen interrumpidas, lo que complica el recuento total de los daños y la atención a los damnificados.
En Puerto Príncipe, la población sigue expectante ante los informes meteorológicos, temiendo nuevas lluvias. El primer ministro interino ha hecho un llamado a la calma y aseguró que el Gobierno “hará todo lo posible por asistir a las víctimas y reconstruir las comunidades devastadas”.
La tragedia llega en medio de una prolongada crisis política y humanitaria que mantiene a Haití en una situación de extrema vulnerabilidad. Con hospitales colapsados, escasez de agua potable y un sistema de infraestructura débil, Melissa ha expuesto nuevamente la fragilidad del país ante los embates de la naturaleza.
Mientras los equipos de rescate continúan su labor en medio del barro y el dolor, Haití vuelve a llorar a sus muertos, golpeado una vez más por una tormenta que ha dejado tras de sí una estela de muerte, desolación y esperanza rota.